Llegó el calor. Llegó el momento de ver a las personas por la calle con una sonrisa, despreocupados, porque sólo queda disfrutar. Disfrutar del fin de año y empezar a vivir el verano, la época ideal para poder ponerte lo que quieras, sin preocuparte por si vas a tener frío cuando caiga el sol. Lucir esos colores vivos, fuertes, que connotan tanta alegría, tanta vitalidad. Ponerte tus anteojos de sol y salir al mundo, sentirte una diosa, aquella que llevás adentro. Estar cómoda, liviana, sonreír cuando el sol te ilumina la cara. Pasar el día rodeada de verde, de agua, de risas y de calor.
¿Qué mejor oportunidad que esta para lucir esa prenda que tanto te gusta? Esa que esperás todo el año para ponerte, que mirás en el placard los días de lluvia y deseás con todo tu corazón que suba algunos –sólo algunos- grados la temperatura para poder usar. Como ese chaleco de hilo divino que tenés escondido, agazapado esperando que llegue el momento de salir a brillar. Ese tan sentador, que complementa tu look. Ese que le da un toque especial a todo lo que te pongas, y se convierte en el centro de todas las miradas.
Sé vos misma y combiná tu chaleco con lo que quieras, porque en verano y con tu sonrisa, todo queda bien.
